Por ese palpitar… se agita la pasión, que mueve el corazón y que obliga a callar.
Leo Mattioli
La voz, una extraña compañía…indecible
Hoy como nunca la antinomia entre el oído y la voz se ha vuelto visible… desde la revolución de la radio portátil hasta los magníficos celulares que, permiten hablar y además contienen horas de música reproducible, es común desorientarse ante personas que hablan y gesticulan solas por la calle, en un colectivo o en un subte. Lo que siempre fue patrimonio de la locura, el hablar solo a partir de las voces que inundan la experiencia, se ha transformado en una imagen habitual de nuestra época.
Claro que es preciso diferenciar que, cuando desde Lacan hablamos de la voz1Miller, Jacques Alain. “Jacques Lacan y la voz” en La voz. Colección Orientación Lacaniana. Serie Testimonios y Conferencias. N 2, Buenos Aires. 1997 , nos referimos a aquello que al no poder ser asumido por el sujeto pasa a lo real y se le asigna al Otro. La injuria, la intrusión de voces, que deshacen la cadena significante, es ahí que la experiencia clínica con la psicosis, nos permite ubicar la imposibilidad de estos sujetos de hacerse sordos a esa presencia.
La voz, en tanto una dimensión más de toda cadena significante como tal -sonora, escrita, visual, etc.- trae aparejado una atribución subjetiva, es decir, asigna un lugar al sujeto y ese lugar no es unívoco. Lacan señala que una carga afectiva, libidinal, de una palabra puede operar una ruptura en la continuidad de la cadena significante y un rechazo en lo real, es decir que un sujeto puede asumir y reconocer una parte de la cadena y otra arrancarla y atribuírsela al Otro.
Este fenómeno posibilita que Lacan llame voz a ese efecto de forclusión del significante, no reductible a la forclusión del Nombre del Padre, esa voz que aparece en su dimensión de objeto cuando es la voz del Otro en la medida que es la parte de la cadena significante imposible de asumir por el sujeto como “yo” y que es asignado subjetivamente al Otro.
La voz, nos dice Miller, viene al lugar de ese goce no integrable a la cadena significante, al lugar de lo que corresponde al sujeto propiamente indecible, al “plus de gozar” y es por la vía de la castración que nos volvemos sordos, no oímos esa voz en lo real, aun cuando ella permanece, vive, habita en el lenguaje en tanto lo que no puede decirse.
La voz como objeto pequeño a, emerge cada vez que el significante se quiebra, ahí donde la invocación, lo que me ata al Otro, esa voz en el campo del Otro se alcanza en el horror del encuentro con ese objeto.
La voz, esa intimísima exterioridad. La corporización
Hasta aquí la voz… en su articulación de la relación con el sujeto. Ello nos ha permitido ubicar la voz en tanto tercer término aliado al anudamiento entre el significado (lo que se puede significar) y el significante. La voz queda definida entonces como todo aquello que siendo significante no participa del efecto de significación, en el registro de la voz queda inscripto lo que constituye residuo, resto, de la sustracción de la significación al significante. Eso instala de entrada a la voz, primero en una posición de resto.
Pero ahora les propongo que sigamos a Miller2Miller, J.A. Biología Lacaniana y acontecimiento del cuerpo. Cap. VI “El cuerpo schreberiano” del seminario “La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica”. Colección Diva. Bs. As. 2002. en la articulación que propone cuando se trata de corporizar la dialéctica del sujeto y del Otro, lo que considero necesario para orientarnos con la locura infantil (autismo) y su particular relación con la Voz. En muchos niños con los que hemos tenido oportunidad de trabajar, podemos verificar la dificultad que presentan para hacerse sordos a la voz… y de la impaciencia corporal frente a los efectos de significación absoluta, (¿fallida? ¿de nominación?) cuyo efecto es un afecto. Esto me ha llevado a sostener, y aquí lo reitero, que el autismo presenta particularidades en la función de corporizacion, en el tratamiento de su goce bajo la forma del goce del Otro, por lo que la voz hace evidente lo que Lacan presenta en el Seminario 20: “somos juguetes del goce” y que se manifiesta en la imposibilidad de sustraer su cuerpo al Otro.
Juan realizaba golpeteos rítmicos con sus manos ahuecadas apoyadas en su oreja, y ante la presencia de cualquier intervención de alguien, dirigida o no a él, emitía un fuerte chistido “shhhhhhhhhhhh”, colocando el dedo índice sobre los labios a la manera de las enfermeras solicitando silencio. Cualquier objeto, era tomado y ahuecado para poder realizar ese golpeteo, pudiendo realizar esa actividad detenido o desplazándose a gran velocidad. Martin podía permanecer quieto en un sillón, emitiendo sonidos en tono muy bajo. Una mirada, una palabra, aun cuando no fuera dirigida a él, operaba como un resorte que lo impulsaba a retirarse de la habitación y utilizando las manos plegadas (como el Hombre Araña) haciendo la mímica de enviarle la tela de araña al que produjo dicha interferencia. Si la palabra era efectivamente dirigida a él, emitía un sonido similar al del tono de ocupado del teléfono, conjuntamente con un “nooo” y el taparse los oídos. Pedro mira fijamente a los ojos mientras se introduce un dedo pulgar en el oído y con sus manos hace una pantalla sobre la cara que le remite su propia sonoridad, como una caja de resonancia, emitiendo un “eeeeeeeeeeeeeeeeee”.
Alain daba indicaciones corporales para que los demás realizaran las acciones que él no llevaba adelante, (tomar la mano del otro para que se abriera la puerta, o empujar para que le abrieran la puerta de la heladera, etc.) y en caso de que no se le obedeciera emitía órdenes gritando: “cállate, reí, llorá, dormí…” Corriendo y tapándose los oídos, pegaba patadas.
Podríamos seguir ubicando mas sujetos tomados por esa presencia inquietante de la voz y a la vez dando cuenta de los pequeños pero efectivos arreglos que realizan, pero en tal caso lo que quisiera compartir es una serie de interrogantes que surgen: ¿Qué es lo que detona nuestra presencia? ¿En todos los casos las maniobras frente a nuestra presencia son de huida o intentos de pacificación o de acallamiento de esa voz que no se articula como resto? ¿Qué relación hay entre nuestra presencia, aun cuando es calculadamente silenciosa, y la ruptura de esa estabilización que obtienen con esos pequeños arreglos? Podemos avanzar sosteniendo que cada uno de estos niños sostiene una impaciencia ante el desequilibrio permanente que se mantiene en el cuerpo e inaugura la incidencia de la lengua sobre el ser-hablante.
Es la relación con la lengua sobre el cuerpo, en el sentido del traumatismo lacaniano, el acontecimiento traumático de haber nacido humano, lo que afecta y deja huella en la vida del ser-hablante, poniendo en juego la función de corporización. La corporización, como revés de la significación, es el significante que entra en el cuerpo, es el efecto corporal del significante “no su efecto semántico, que es el significado, no su efecto de sujeto supuesto, no todos los efectos de verdad del significante, sino sus efectos de goce. Esto es lo que reúne bajo el término afecto, como tal alterando las funciones del cuerpo viviente”3Ibídem. Pág. 100. .
El significante entonces, no sólo tiene efecto de significado sino que tiene efecto de afecto en un cuerpo, en ese sentido no está solamente el sujeto del significante y que se manifiesta en estos casos en los que “el orden simbólico se mantiene muy bien como jeroglíficos en el desierto sin nadie para que los lea”4Ibíd. Pág. 78.. Esta particularidad se evidencia especialmente en aquellos niños autistas que han pasado por tratamientos conductistas y que realizan actividades sin nadie, acciones mecánicas y frases automáticas, pero sin ese alguien que el psicoanálisis rescata y apuesta: el individuo afectado por palabras, el individuo afectado por el lenguaje y por lo que allí se podrá leer.
Esta perspectiva pone en juego aquello a lo que cada uno queda confrontado: “inventar un discurso, inventar sus apoyos, sus recursos, para poder hacer uso de su cuerpo y de sus órganos”5Miller, J.A. La invención psicótica. Virtualia http://www.eol.org.ar/virtualia/ 11#16 Febrero/ Marzo – 2007.. Y en la clínica del autismo se pone en juego el tener que localizar, respetar, soportar y alojar esos inventos para dar lugar a otros encuentros que acontezcan en la dirección del desencuentro soportable y que puedan dar lugar a nuevos arreglos.
Cada uno de estos sujetos ha maniobrado según pudo, lo que le convino y esas nuevas modalidades se pueden verificar más allá de la institución, en la familia y en la escuela… son nuevos arreglos, más complejos y que posibilitan cierta sustracción del cuerpo a partir de nuevas disponibilidades y silenciamientos.
En esa perspectiva Martín luego de seis meses de trabajo de una vez por semana en el dispositivo de trabajo en la institución6HacerLugar. Fundación para la Asistencia, Investigación y Docencia en Autismo y Psicosis Infantil. Institución en las que se sostiene un dispositivo (soporte) diseñado siguiendo la Orientación Lacaniana, en Buenos Aires., utiliza el “Callate, basta, pará” en vez de recurrir al hombre araña, y soporta mantener una conversación o intercambio de palabras con otro cuando utilizamos los dedos como un teléfono disponible, hasta que cuando no lo puede sostener mas, hace como si hablara con su padre: “Papá, buscame papá … soy tu hijo!!!” Reiterando esa frase a la manera de un disco rayado. Pedro mantiene a raya a la voz, se afectó su cuerpo al punto de poder reírse, detenerse y callar.
Juan, luego de 6 años de trabajo, canta canciones de rock, mantiene breves diálogos con sentido y comenta alternativas de sus actividades en la escuela y cuando la voz está muy presente pide quedarse solo y se lo escucha emitir algunas frases: “hace calor… basta…” y luego vuelve.
Alain, quien lleva 16 años de trabajo ha podido diferenciar dos voces: “esa que me llamó una vez, esa voz gruesa que no era mía! No es la misma que escucho ahora… esta es mía, son como si pensara en voz alta… pero soy yo!… No te confundas!!” Tratamientos diversos… que obligan a callar!!!!!.
- 1Miller, Jacques Alain. “Jacques Lacan y la voz” en La voz. Colección Orientación Lacaniana. Serie Testimonios y Conferencias. N 2, Buenos Aires. 1997
- 2Miller, J.A. Biología Lacaniana y acontecimiento del cuerpo. Cap. VI “El cuerpo schreberiano” del seminario “La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica”. Colección Diva. Bs. As. 2002.
- 3Ibídem. Pág. 100.
- 4Ibíd. Pág. 78.
- 5Miller, J.A. La invención psicótica. Virtualia http://www.eol.org.ar/virtualia/ 11#16 Febrero/ Marzo – 2007.
- 6HacerLugar. Fundación para la Asistencia, Investigación y Docencia en Autismo y Psicosis Infantil. Institución en las que se sostiene un dispositivo (soporte) diseñado siguiendo la Orientación Lacaniana, en Buenos Aires.