“La cucaracha con la materia blanca me miraba. No sé si me veía. No sé lo que ve una cucaracha. Pero ella y yo nos mirábamos y tampoco sé lo que una mujer ve. Pero si sus ojos no me veían su existencia me existía -en el mundo primario donde yo había entrado, los seres existen a los otros como formas de verse. Y en ese mundo que yo estaba conociendo, hay varias formas que significan ver: uno mira al otro sin verlo, uno posee al otro, uno come al otro, uno está solo en un rincón y el otro está allí también: todo eso significa ver. La cucaracha no me miraba con los ojos sino con el cuerpo. /…/ Lo que yo veía era la vida mirándome. Cómo llamar de otro modo a aquello horrible y crudo, materia prima y plasma seco, que estaba allí, mientras yo retrocedía hacia dentro de mí en náusea seca, yo cayendo siglos y siglos en el lodo- era lodo y ni siquiera lodo ya seco sino lodo aún húmedo y aún vivo, era un lodo donde se movían con lentitud insoportable las raíces de mi identidad”.
Extraido de “La pasion según G. H.”
Clarice Lispector
Editorial El Cuenco de Plata Bs. As. 2010