En este artículo se pone de relieve lo siguiente: Lacan insta a la presencia del analista en la cura o, dicho de otro modo, a la no evaporación del practicante en la experiencia para que su praxis devenga analítica. La dirección sería no hacer(se) escoria del resto que se produce por estructura en el discurso. Para forjar el territorio de su acto, es preciso que el practicante aloje ese plus, esclareciendo las coordenadas que el lazo transferencial pone en acto. Dicha operación de lectura es un aspecto clave de la praxis capaz de fundar el campo practicante-analista.
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