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Mujeres y miradasNúmero 1

Si Lol, cuánta Lol

Por 23/11/2010 marzo 25th, 2020 No Comments

…los personajes que Ud. sitúa para mostrarnos que en todas partes existen nobles equivalentes a esos hombres gentiles y a esas damas gentiles de las antiguas lides…
J. Lacan, en “Homenaje a M. Duras”

Con retazos recogidos y sus propias invenciones, un hombre, Jacques Hold, cuenta la historia de una mujer a la que ama. Una mujer, como cada mujer, una.
Lol V. Stein, personaje de la novela de Marguerite Duras, mira todo con curiosidad, también imita a los además, a todos los demás. Ve cada vez con más claridad, lo que desea ver. ¿Qué? Una escena sin palabras, la eternidad de un baile al cual la aurora le pone fin. Diez años más tarde, ella piensa que ninguna aurora debió existir. Pregunta a su amiga Tatiana si recuerda si ella misma sufría, y no, no sufría. Interrogada a su vez acerca de qué era lo que más deseaba, responde: verles.

Fascinada por el espectáculo de la pareja bailando, fascinación que vela lo que no hay. Esa pareja la conforma su novio y una mujer mayor que llega al baile. “Todo cuanto vemos es visto en el lugar de eso que no se puede ver” (porque no hay).

La mirada no puede apartarse de la forma fálica que toma lo que no hay. La forma de la mujer, que atrapa, a la vez puede dejar un sesgo equívoco, que agujerea la fascinación, que le quita plenitud, y es por donde puede surgir angustia, enigma. No a Lol. Es la aurora que retira a la pareja del baile lo que rompe su fascinación y la sume en crisis.

Es acaso quien mira fascinada, “la” Lol, que se capta ella misma en la trama fascinante. Presa ella misma. Al acecho, acechada. Lacan indica que ella no es el voyeur. Lo que sucede la realiza. En Lol, ¡cuánta Lol!, hay una escena que hace signo, que es mirada, la mirada, esa pareja que hace mancha es en sí mirada, signo. De ese modo, objeto a que divide al sujeto que no puede dejar de mirar: “eso” lo mira, “eso” lo apresa. Para Lacan, Lol se ubica en la zona “límite donde la mirada se vuelve belleza, en el umbral del entre-dos-muertes…el lugar de la desdicha”. La belleza que mira, la saca de su propio cuerpo, Lol es arrebatada. La arrebata el arrebato de la pareja, lo que tiene lugar en ella (S dividido-hombre- objeto a –mujer-).

El arrobamiento como el arrebato, el rapto -Lacan inicia el Homenaje a Marguerite Duras con ello- “se evoca el alma y obra la belleza”, transmiten una forma de éxtasis en el cual el alma se siente captada. El arrebato es esa salida, ser sacada la mujer de su cuerpo, una mirada la saca, al mismo tiempo que asiste a ese despliegue y se encuentra inmersa por él. Lacan más tarde hablará del goce de los místicos para acercarse a precisar el goce femenino.
Lol tercera, en cada mujer, en “la” Lol posible de cada mujer, el hombre es el medio para responder la pregunta por la feminidad. Aquí, la desnudez del cuerpo de Tatiana capta la fascinación de Lol. Pero no-toda mujer es esa Lol. La contingencia de la escena tuvo esa respuesta en ella.

Diez años más tarde, diez años en que Lol V. Stein se casa, se muda de lugar, tiene hijos, regresa con su familia a aquel sitio. Y hay un nudo que se rehace y que no es repetición. Lacan aclara: puede pensarse que Lol repite el acontecimiento. Lo que se rehace, es un nudo, eso rapta: ser-de-a-tres, a lo que Lol queda suspendida. Lol está suspendida de un episodio fuera de tiempo, o bien, algo de ella estuvo fuera ese tiempo. Esa captura en la escena, no permite que haya angustia. Lol no se pregunta por el deseo del Otro. Es el hombre quien lo hace respecto a ella. Este personaje es la voz del relato en tercera persona, pero también en su angustia expresa la primera persona, “es una de las piezas de la maquinaria”. La respuesta es que él es el instrumento para captar a Tatiana. Y más, para alcanzar su ser, ser-a-tres.

Lacan subraya el momento en que Lol hace surgir la mirada en su estado de objeto puro, con las palabras dichas a Jacques Hold describiendo a Tatiana: “desnuda, desnuda bajo sus cabellos negros”, al describirle la escena de ambos, que ella había mirado. Función de la belleza de Tatiana. Él acompaña ese derrotero trazado por Lol, fascinado a su vez.

Signos de la locura de Lol, crisis de “despersonalización” como hace diez años, cuando fue despojada de su novio como de un vestido. Lol está en Tatiana. Cuando su amante levanta el vestido negro de la otra mujer y descubre su desnudez, “llega a lo indecible de esta desnudez que se insinúa hasta reemplazar su propio cuerpo. Aquí todo se detiene”. Lacan hace una lectura clínica, “la imagen de sí con que el otro nos reviste y viste, y qué nos deja al despojarnos de ella”. Y nos muestra cómo ese delirio paranoico repentino tiene una faz de goce intenso, previo, en cierto modo perfectamente estructurado, y que al final, se produce el delirio cuando ese ser-de-a-tres no está constituido, falta Tatiana. Captación de la mirada que cuando no está suspendida en la escena de a tres, da paso al delirio. Una mirada que no se extrae del todo, que rapta y es raptada.

 


Bibliografía
-Lacan, Jacques. “Homenaje a Marguerite Duras. El rapto de Lol V. Stein”. Intervenciones y textos 2. Ed. Manantial.
-Miller, Jaques-Alain. Capítulos XIX al XXII, en Los Usos del Lapso. Ed. Paidós.
-Laurent, Eric. Capítulos XIX al XXII, en Los Usos del Lapso. Ed. Paidós.
-Marguerite Duras. “El arrebato de Lol V. Stein”. Ed. Tusquets.