“Por cierto es posible encontrar en la enseñanza de Lacan un esquema de la fenomenología de la percepción de la palabra que apunta a mostrar las paradojas de la percepción de la palabra; esas paradojas consisten en que el sujeto se muestra esencialmente paciente en relación a ella, es decir que soporta sus efectos” 1Miller, J.-A. “Jacques Lacan y la voz” en Revista Freudiana Nº 21 (1997)..
Jacques-Alain Miller, en un texto del año 1988, que se titula “Jacques Lacan y la voz” y que es referencia para el estudio de la pulsión invocante, se refiere a las paradojas de la percepción de la palabra para subrayar la posición en la que el ser hablante queda ubicado respecto del lenguaje, posición que remarca es la de soportar sus efectos. Esta perspectiva la encontramos en Lacan en el estudio de la alucinación verbal que le permite entender el funcionamiento del objeto voz, y sus relaciones paradojales con el lenguaje. En el mismo sentido vale recordar los desarrollos de Lacan sobre el superyó, que subrayan la posición de docilidad del ser hablante respecto del objeto voz.
En este trabajo examinaré el análisis que Lacan realiza de la alucinación verbal. La perspectiva por la cual Lacan le da a la voz estatuto de objeto puede encontrarse en el texto de Lacan “La Tercera”, en el que ubica a la voz como libre de ser otra cosa que sustancia.
Este objeto no ubicado con anterioridad como tal, ya que los seguidores de Freud trabajaron sobre los objetos anal y oral al poner el énfasis en la perspectiva del desarrollo de la libido y sus estadios, será introducido por Lacan junto con la mirada, como nuevos objetos de la pulsión.
La manera en que Lacan ubica a la voz como objeto a se caracteriza por separarla del registro sensorial de la escucha, es decir la ubica como objeto no sonoro, por lo que es en tanto que “a-fona”2Miller, J.-A. “Jacques Lacan y la voz”- en La Voz. Colección Orientación Lacaniana- EOL -1997. que la voz es conceptualizada como objeto pulsional.
“…la voz como objeto a no pertenece de ningún modo al registro sonoro”3Ibídem.
Esta perspectiva que es bastante difícil de entender, se basa en el concepto de objeto a como vacío, vaciado de toda sustancialidad y encarnado por partes del cuerpo, bajo la forma de desechos, restos.
La voz, en este sentido, es entendida como lo que resta de la sustracción de la significación al significante, es decir aquello del significante que no es significación, que resta sin sentido, pero también sin sonido, esto ubica a la voz como esencialmente fuera de sentido.
Se impone, entonces, la pregunta sobre la percepción de la palabra, en tanto no es esencialmente escuchada, puede ser leída, escrita, y puede incluso no estar ligada al registro sensorial.
Miller se refiere a las “paradojas de la percepción de la palabra”4Ibíd. Pág. 16 para avanzar en la respuesta a ese interrogante, y ubica a la voz como una función de la cadena significante en tanto tal, la voz en relación a la producción de una cadena significante.
Esto implica que el efecto del lenguaje, más bien del registro simbólico sobre el viviente, implica ya una hiancia entre el cuerpo del ser hablante y la voz, y que la determinación del lenguaje no pasa por ser hablados en tanto lo que escuchamos, sino en tanto constituidos sujetos a sus efectos.
Decir que el sujeto está constituido a partir de la cadena significante y que por lo tanto no es constituyente de la misma, destaca lo que queda como resto, lo que no se puede decir.
“La voz es una dimensión de toda cadena significante, por lo que una cadena significante como tal, sea sonora, escrita, visual, etc., comporta una atribución subjetiva, es decir asigna un lugar al sujeto”5Ibíd. Pág. 14..
“La instancia de la voz está siempre presente en la medida en que debo localizar mi posición respecto a una cadena significante, y en la medida en que se considera esta cadena significante siempre en relación con el objeto indecible”6Ibíd. Pág.16..
Estos desarrollos son los que Lacan elabora a partir de su lectura de la alucinación verbal en la psicosis.
La alucinación verbal desde la perspectiva de Lacan
En el Seminario 3 Las Psicosis Lacan critica a los post-freudianos, diciendo que han vuelto a las teorizaciones de antes de Freud para dar cuenta del fenómeno de la alucinación. La definición objeto de la crítica de Lacan, especificada en el texto de los Escritos –“De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”- es aquella sostenida por las escuelas clásicas que explican a la alucinación como “la percepción de un perceptum sin objeto”7Lacan, Jacques. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”, en Escritos I. Méjico. Editorial Siglo Veintiuno, 1997. Pág. 514..
Lacan reúne en su crítica a todas las posiciones expuestas sobre el tema, las que hacen responsable a quien percibe (percipiens) de lo percibido (perceptum). El percipiens es desde este punto de vista agente del perceptum. Es decir se piensa por una parte al perceptum como algo de la realidad, hay un objeto, pero en última instancia lo percibido se engendra para el percipiens a partir de las sensaciones a las que él introduce una unidad. Entonces, cuando aparece el “perceptum sin objeto” de la alucinación, se les impone la pregunta sobre qué ocurre del lado del percipiens para que esto suceda. Esta intimación al percipiens a dar cuenta de lo percibido es la base de la crítica de Lacan, quien en cambio propone interrogar al perceptum.
Pedir cuentas al perceptum implica tomarlo como un dato, partir de éste y reconocerle una objetividad dada por el testimonio del sujeto. Esta perspectiva se basa en que lo percibido tiene una estructura, que es la del lenguaje y ésta determina al sujeto.
Esta inversión que hace Lacan, se basa en que la relación del sujeto con la realidad y particularmente su percepción, no deja de estar bajo la incidencia del significante. Es el lenguaje el que determina al sujeto y no viceversa, por lo que la percepción se encuentra necesariamente bajo su incidencia.
En la psicosis, como Lacan la trabaja en el Seminario 3 y en “De una cuestión preliminar…”, la particular relación del sujeto al lenguaje es lo que da cuenta de la modificación de sus relaciones con la realidad, y un ejemplo de ello son las alucinaciones.
Esa conceptualización de Lacan está en relación al momento de su enseñanza en la que lo simbólico tiene toda su prevalencia respecto de los otros registros, y el efecto del lenguaje está tomado en su vertiente de estructura significante, cuestión que sufre modificaciones más adelante en su enseñanza, a partir de la cual podemos tomar en cuenta además los efectos de goce que el lenguaje inscribe. El análisis sobre la alucinación verbal permite, sin embargo, captar sin lugar a dudas la determinación del lenguaje sobre el sujeto en ese momento, y sobre el parlêtre luego, y la posición “paciente” que resulta de ello.
En textos posteriores Miller trabajará respecto a las posibilidades del parlêtre de instrumentalizar el lenguaje, y no quedar ya como instrumento del mismo.
Retomemos: para Lacan el sujeto sufre del perceptum, él niega la presencia de una entidad unificadora de la percepción que sería la encargada de organizar la realidad percibida, ya que esto implicaría considerar a un sujeto unificado y unificador de la percepción, que contradice la definición del sujeto como dividido.
Por el contrario, si el campo de la percepción es un campo sin embargo ordenado, está ordenado en función de las relaciones del sujeto con el lenguaje. Lacan sostiene que el perceptum está ya estructurado, pero la estructura no proviene del percipiens sino que ya se encuentra en el perceptum, y es estructura de lenguaje la que determina no al percipiens sino al sujeto.
Estos conceptos pueden leerse en el análisis que Lacan hace de las alucinaciones verbales del presidente Schreber: “Pero no hace falta estar en esas para interesarse en la verdad bajo la cual se presentan las alucinaciones verbales en las memorias de Schreber, ni para reconocer en ellas diferencias muy otras que aquellas en que se las clasifica clásicamente, según su modo de implicación en el percipiens, o en la realidad de aqueste, a saber antes bien las diferencias que consisten en su estructura de palabra, en cuanto que esta estructura está ya en el perceptum”8Ibídem. Pág. 519..
Otro pasaje del Seminario 3 en el que Lacan trabaja sobre la alucinación verbal es el de la ya famosa “marrana”. La injuria que la paciente escucha como proferida por la persona con quien se cruza en el pasillo es una palabra, nos dice Lacan, “cargada de un sentido oscuro”9Lacan, Jacques. El Seminario. Libro 3: Las Psicosis. Barcelona. Ediciones Paidós, 1984. Pág. 85., una palabra que ha adquirido un peso particular que el sujeto no puede asumir y esto produce la ruptura de la cadena. Esa palabra es entonces, atribuida al Otro.
Recordemos que la injuria va al lugar de designar aquello que del sujeto en su ser no puede designarse, el objeto viene a soportar esa nominación, en el lugar de lo innombrable.
“En ese sentido, es la parte no asumible de la cadena significante, es la parte imposible de asumir por el sujeto como je y que es, por lo tanto, subjetivamente asignada al Otro… la voz viene a ocupar el lugar de lo que es propiamente indecible para el sujeto”10Miller, J.-A. “Jacques Lacan y la voz”. Pág. 16..
Una viñeta clínica
La perspectiva que ubica a la voz como objeto, permite entender lo que de esta voz se presentifica en el silencio.
Una pequeña viñeta sitúa este punto. Es el recuerdo de una mujer que ha sido particularmente golpeada por la muerte de sus seres queridos, sus padres de niña, su hijo luego, su pareja poco después. Evoca que cuando era pequeña se encerraba en su pieza con la radio en la oreja para no soportar ese silencio. Luego, en el velorio de su hijo, pondrá al lado del cajón y de ella misma, un grabador que hace sonar continuamente la música que él escuchaba.
“…la tesis de Lacan, según mi punto de vista, comporta que todo eso se hace para hacer callar a aquello que merece llamarse la voz como objeto a”11Ibídem. Pág. 17..
- 1Miller, J.-A. “Jacques Lacan y la voz” en Revista Freudiana Nº 21 (1997).
- 2Miller, J.-A. “Jacques Lacan y la voz”- en La Voz. Colección Orientación Lacaniana- EOL -1997.
- 3Ibídem
- 4Ibíd. Pág. 16
- 5Ibíd. Pág. 14.
- 6Ibíd. Pág.16.
- 7Lacan, Jacques. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”, en Escritos I. Méjico. Editorial Siglo Veintiuno, 1997. Pág. 514.
- 8Ibídem. Pág. 519.
- 9Lacan, Jacques. El Seminario. Libro 3: Las Psicosis. Barcelona. Ediciones Paidós, 1984. Pág. 85.
- 10Miller, J.-A. “Jacques Lacan y la voz”. Pág. 16.
- 11Ibídem. Pág. 17.