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Número 3Psicoanálisis - Cine - TV

El atracón televisivo contemporáneo

Por 22/04/2015 marzo 24th, 2020 No Comments

El término “Atracón televisivo” es nuevo y se refiere a la conducta de un sujeto que se dedica a mirar durante un día o dos, todos los capítulos de una serie de TV, uno tras otro.

Por ejemplo, el 1 de febrero de 2013 Netflix 1Sitio de internet pago en el que se pueden mirar películas y series a elección del consumidor. lanzó al mercado los 13 episodios del thriller político House of Cards, y el registro de la empresa revela que más de 20 mil abonados vieron los 13 capítulos en 14 horas ininterrumpidas. Entre ellos estaba el presidente de Estados Unidos, Barak Obama.

Resulta interesante observar que ya existen investigaciones psicológicas sobre esta conducta. Por ejemplo, un estudio intentó determinar los efectos en los sujetos cuando son invitados a mirar Games of Throne durante horas. Así pudieron verificar que con el correr de las horas el cerebro comienza a producir ondas alfa (estado hipnoide), se activa el hemisferio izquierdo (emocional) y aumenta la secreción de endorfinas (bienestar)2Robert Kubey y Milhaly Csikszentminhalyi publicaron en la revista Scientific American, este informe bajo el título “Television Addiction is no mere metaphor” (http://www.scientificamerican.com/article/television-addiction-is-n-2002-02/).

Este fenómeno actual del “atracón televisivo” refleja una nueva pasión: las series de TV o “Hiperseries”, las que, como lo anuncia Brett Martin, se convirtieron en la forma de arte característica de los Estados Unidos del siglo XXI3Martin, B. Difficult Men: Behind the Scene of a Creative Revolution. The Penguin Press, New York. 2013. p.11 . Pero en realidad, los psicoanalistas no nos dejamos llevar por las modas y sabemos que lo que llamaríamos un atracón no se define por el tipo de sustancia, aunque hay que reconocer que en el caso de la TV, se trata del objeto de consumo masivo más poderoso de nuestro tiempo, atraviesa nuestras vidas en cualquier espacio social, sus contenidos tiene medida para todos los target del mercado, y ¡es gratis!

Además la TV propone una “sustancia” hecha de materia audiovisual, la cual se podría ubicar como un objeto afín a las pulsiones escópica e invocante, pero que puede consumirse vorazmente como lo demuestra el “atracón de series”.

En este contexto prescindimos de los registros neuroquímicos, porque comprendemos que la TV juega de lleno en el terreno subjetivo, no nos asombra que puesto frente a la pantalla el cuerpo se pacifique, se relaje, se excite, en fin, que goce. El problema aparece cuando ese goce adquiere ribetes excesivos para el sujeto, cuando cortocircuita el lazo social, o cuando toma la forma toxicómana.

Si bien el “atracón televisivo” no remite necesariamente a estas cuestiones, mantiene en la nominación misma el sello de un tiempo donde el empuje al goce es el imperativo.

Hay que reconocer que por más talento que haya en las series de TV y cualquier contenido narrativo ficcional, existen incontables productos televisivos que también suelen dejar a los sujetos horas frente a la pantalla, entre ellos los Reality Show, programas que pretenden mostrar un fenómeno real, presentándolo como un espectáculo.

Cuestión de Peso, fue un Reality Show emitido por canal 13 desde el año 2006, estuvo 8 años al aire, y llegó a ser el programa de mayor audiencia de la tarde. Su formato fue vendido a Chile, España y Paraguay. En síntesis, el programa consistía en que sus participantes (generalmente 12 personas con problemas de sobrepeso y obesidad) logren adelgazar en forma saludable. La metodología para el descenso de peso se basaba en el seguimiento médico, la actividad física y el aprendizaje de reglas nutricionales, a lo que se sumaba el estímulo en los tratamientos dado por un sistema de premios y castigos semanales. Los participantes competían por un premio en dinero todas las semanas, que era acumulativo hasta el fin de su participación, ya sea porque abandonaban el programa o llegaban a su instancia final, siempre que hubiesen cumplido los objetivos de descenso de peso que se les proponían.

Fue notable la influencia social del programa, que llegó incluso a incidir en el tratamiento y sanción de la Ley 26.396, de trastornos alimenticios, conocida como “Ley de Obesidad” en Argentina, la cual fue finalmente sancionada en el 2008.

Un programa de TV cuyo eje temático articula las grandes cuestiones de la subjetividad contemporánea: la voracidad descontrolada, el imperativo de goce, el hiperconsumo, el descalabro de los cuerpos frente a las vacilaciones del orden simbólico. Y que además también pone en escena las soluciones que propone la hegemonía cultural del discurso científico y capitalista: la sociedad del espectáculo, el empuje terapéutico, la reeducación emocional, las técnicas cognitivas comportamentales, etc.

Lo que queda completamente afuera de este esquema, es la invitación a que cada participante interrogue la relación inconsciente que mantiene con el objeto oral, o la función de esa modalidad de goce en su economía libidinal.

A fines de la década de los 60 Lacan planteaba: “No vamos a hablar del goce así, por las buenas. Ya les he hablado bastante de ello como para que sepan que el goce es el tonel de las Danaides y que, una vez que se entra, no se sabe hasta dónde va. Se empieza con las cosquillas y se acaba en la parrilla. Esto también es goce…” (Lacan; 1992: 76-77)

Ernesto Sinatra trabaja este párrafo de Lacan explicando que del lado de las cosquillas tenemos el avance mediático del goce sexual: verlo todo; y del lado de la parrilla: “Criminalidad real ejercida sobre los cuerpos degradados por la hipocresía del Otro social, en la pendiente que va desde el destierro civil, (…) hasta el exterminio (…) y las sobredosis adictivas…” (Sinatra; 2013: 14)

Bien podríamos trasladar estos conceptos a lo que es posible observar en muchos de los contenidos televisivos actuales. Cuestión de Peso tal vez pueda resultar paradigmático puesto que lo más interesante de este programa es que construye una representación de cómo la voracidad, síntoma de nuestro tiempo, circula de un modo mohebiano entre la TV y el espectador, los “tv-adictos” no pueden dejar de mirar a los protagonistas que no pueden dejar de comer, un universo de exceso que camina por la cornisa de una bacanal obscena, ¡bienvenido al siglo XXI!

Justamente Miller plantea en su conferencia “El Inconsciente y el cuerpo hablante” que el siglo XXI necesita una clínica de la pornografía, que considere ciertas condiciones que la caracterizan:

  • Una escala de masas
  • Ninguna regulación, sino un goce destinado a saciarse en la modalidad del plus de gozar, modo transgresivo respecto a la regulación homeostática y precario en su realización silenciosa y solitaria.
  • La adoración por el falo, pero ahora banalizado.

Si bien Miller se refiere específicamente a los videos de pornografía sexual que abundan en la web, cabe preguntarse si el “atracón televisivo” o los Reality Shows, como Cuestión de Peso, no podrían incluirse dentro de este programa de investigación, ya que si hablamos de escala de masa, nada como el efecto universal de la televisión, ese objeto que construye nuestro discurso social y narcotiza la vida cotidiana contemporánea.

 


Bibliografía
– Lacan, J. Seminario 17, El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. 1992.
– Sinatra, E. L@s nuev@s adict@s. Buenos Aires. Tres haches. 2013.
– Miller, J.-A. “El inconsciente y el cuerpo hablante”. Consultado el 07/08/2014 en http://wapol.org/es/articulos

  • 1
    Sitio de internet pago en el que se pueden mirar películas y series a elección del consumidor.
  • 2
    Robert Kubey y Milhaly Csikszentminhalyi publicaron en la revista Scientific American, este informe bajo el título “Television Addiction is no mere metaphor” (http://www.scientificamerican.com/article/television-addiction-is-n-2002-02/)
  • 3
    Martin, B. Difficult Men: Behind the Scene of a Creative Revolution. The Penguin Press, New York. 2013. p.11