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Número 3Psicoanálisis en la Ciudad

La ciudad de la fiesta

Por 22/04/2015 marzo 24th, 2020 No Comments

Para esta presentación de las jornadas voy a tomar uno de los ejes que nos hemos propuesto con el comité científico aquí presente; me refiero al punto que hemos denominado “La supremacía del objeto a sobre el ideal”. Para esto me quiero detener en un hecho social al cual Freud le prestó suma atención. Efectivamente, Freud explica la cultura de su época a través de las fiestas. Las fiestas totémicas o religiosas le han servido para dar forma al mito del protopadre y del nacimiento de la civilización. Él destaca además la importancia que tienen las fiestas en la estructura y en la economía libidinal de la civilización de su época. Se encarga de mostrar que el calendario cultural precisa de una fiesta cada tanto. En efecto, Freud ha descrito que durante un tiempo prolongado se mantiene la ley con sus instituciones y que cada tanto tiene que haber una fiesta donde la ley puede ser infringida y se retorna a un goce antiguo y prohibido durante el resto del tiempo. Según el mismo Freud las fiestas rememoran la matanza del protopadre – como un resto de aquel goce perdido – y considera que la civilización se puede armar sólo sobre la base de la renuncia a aquel antiguo goce. No hay cultura sin renuncia. Aunque no deja de señalar que esa rememoración implica un exceso limitado y obligatorio; como si fuese un pacto de sangre que renueva el lazo cultural cada año. Queda así armada una cultura con una renuncia de un lado (donde priman represiones, inhibiciones, las neurosis, la religión, la familia, el estado, los ideales, etc.) y el exceso como resto a un costado. Efectivamente, es un exceso que tiene un resto que no se puede digerir, ni ordenar, ni hacerlo entrar en ley. En esa fiesta totémica hay un hueso duro de roer, pero al cual hay que darle lugar cada tanto. Pues entonces, se trata de una alternancia entre ley y goce, autoridad y exceso. Es una idea muy freudiana, en tanto considera que cada tanto conviene darle algún gusto al sujeto y eso aplaca al Súper Yo. Que por el contrario mientras más virtuoso es el individuo más se le exige. Así ordenadas las cosas, el goce quedaba regulado a un costado de la ley, como goce clandestino e intermitente. Las psicosis muestran muy bien los efectos devastadores cuando el goce no se hace clandestino e invade por todas partes. Sin embargo, en la actualidad lo que antes era algo limitado en el tiempo y espacio ahora se extiende a todo. Como se suele decir, vivimos un empuje a la satisfacción total por el consumo, a una especie – diría yo – de fiesta permanente, donde no habría límite, donde no habría renuncia, donde Impossible is Nothing –como dice la publicidad –. Lo que antes estaba al costado y acotado, ahora es el protagonista. Lo que antes era un resto necesario, ahora se hace el centro. Hay un culto por el resto como lo indica J.-A. Miller. En la forma actual de las fiestas – llámese fiestas raves, fiestas de los DJ, etc. – hay un culto por el resto como desperdicio. La práctica de muchos jóvenes cuando parece terminar la fiesta muestra patéticamente esto que intento transmitirles. Hago alusión al llamado juntadito, mezcladito o jarra loca, depende de las diferentes zonas del país. Son jóvenes que en el momento que está por terminar la fiesta juntan todos los restos sobrantes de todos los vasos en una misma jarra o recipiente, lo mezclan y se lo toman. Se trata del intento de que no quede resto de la fiesta. Se vislumbra cuál es la consecuencia en el horizonte. El final de este intento termina con la forma patológica de identificación de estos sujetos con el desperdicio. Son ellos quienes terminan siendo el resto de la civilización, tirado y desvanecido en la vía pública.

Pero también hay una forma de intentar desconocer el resto en el empuje eufórico a una fiesta permanente que se muestra muy nítidamente en la promoción del after. Me refiero al término inglés para nombrar lo que sigue luego. Contamos hoy con el after hour, after office y hace poco me han hecho saber que en Inglaterra se ha puesto de moda el after party. El show debe seguir y la fiesta debe continuar ininterrumpidamente. A cada after seguramente se le podrá agregar un nuevo after. Es un intento de barrer con las alternancias de intervalos de tiempo entre ley y goce de la que Freud hablaba para su época. La sexualidad queda también marcada por esta tendencia a la continuidad. El viagra es utilizado cada vez más por los jóvenes en el after party y para evitar las alternancias propias del falo. La manía laboral también está marcada con esta tendencia a acumular cada vez más trabajos after hour. Se entiende que la manía por la rapidez entra claramente en esta estructura que intenta evitar la irrupción del resto como lo que cae en el corte. Así como el fast food está al servicio de la manía laboral, la fast therapy está al servicio de hacer creer que impossible is nothing. A mi gusto esta forma de la fiesta permanente, que intenta no dejar resto alguno, muestra de manera nítida lo que J.-A. Miller llamó “la dictadura del a”. Es lo que según él “hace estallar el matrimonio, dispersa la familia y modifica los cuerpos” 1Miller, J.-A. “Una fantasía”. Revista Lacaniana de Psicoanálisis N3. EOL. Buenos Aires. 2005. pp. 9-19. dejando a estos sujetos desorientados. Comparé en otro momento a estos desorientados con el hombre libre. Efectivamente esa noción de la tiranía del objeto a es una noción que Lacan utiliza para el hombre libre que, según él, es el loco. Lo cual acerca la lógica de la época actual claramente a la locura. No digo con esto que se trate de una época loca (como quien dice ¡qué loco está el mundo!), sino que hay una lógica estructural entre la época y las psicosis. Él daba un argumento que apuntaba al mismo punto respecto del objeto a. El loco es el que no está interesado por el Otro ya que él tiene el objeto a. Es libre respecto del Otro ya que no le demanda el objeto a: “sus voces lo demuestran” 2Lacan, J.: “Petit discours aux psychiatres”, inédito. . Lacan decía: “Él tiene su causa en su bolsillo” 3Ibídem.. Fuerzo la frase y digo que la época actual pretende meternos la causa en el bolsillo – con las múltiples significaciones que pueda tener -. Nos mete la causa en el bolsillo con el objeto fetiche de la mercancía y nos deja en la locura de la libertad respecto del Otro. Se entiende, tiranía del a por un lado y libertad respecto del Otro en el otro costado. Es la argumentación sobre las psicosis remarcada por Lacan en este texto que vengo comentando (“Pequeño discurso a los psiquiatras”). Lacan adelanta – con una increíble deducción para la época – lo que J.–A. Miller llama la tiranía del a y dice lo siguiente: “Si hay uno de los frutos más tangibles que ustedes puedan tocar todos los días, de lo que devenga de los progresos de la ciencia, es que los objetos a se meten en todas partes, aislados, solos y siempre listos a sorprenderlos en el primer encuentro” 4Ibíd. . Se entiende que aquí se trata de los objetos a aislados, no enlazados de manera particular en el fantasma de cada quien. Y agrega Lacan: “Hago alusión a las mass-media, a saber esas miradas errantes y esas voces caprichosas de las cuales están destinados muy naturalmente a estar rodeados cada vez más (…) se los meten por los ojos y por las orejas” 5Ibíd.. Se ve que su idea es que esos objetos a que las mass media nos mete por los ojos y las orejas de forma arbitraria y sin sentido, tira abajo al Otro y nos deja en la desorientación de un a que no hace punto de capitón singular. Hay así una relación entre libertad respecto del Otro y desorientación. Pero además, mientras más suelto está el objeto a respecto del Otro, más tiránico se hace. El loco es libre del Otro, pero padece a consecuencia de ello con la tiranía de un a suelto. El neurótico antiguo con su alienación al ideal se orientaba en el lazo sexual firmemente a través de lo que Freud llamaba las condiciones eróticas en un lazo fijo con el objeto a. Esto es lo que me hizo pensar, a partir de varios casos clínicos, que hay en la actualidad una tendencia que marca una caída de la perversión como directriz sexual, como respuesta al agujero del sexo. Como él mismo lo afirmaba, no se han inventado nuevas perversiones – entre otras cosas por su fijeza -, pero el mercado ha logrado que el petit a no sea un capitón singular para cada sujeto. J.-A. Miller muestra claramente cómo la tiranía actual del petit a es una tiranía desligada de la singularidad de cada sujeto y es justamente por eso que la llama tiranía 6Miller, J.-A.: Curso de la orientación lacaniana, clase 20, año 2003-4, inédito. Ver también “Una fantasía”. Op. cit.. El mercado nos propone cambiar de fetiche cada vez y el viejo fetichista – si me permiten llamarlo así – quiere siempre su antiguo e idéntico fetiche. Si algo demuestra el fetichismo o la condición fetichista de los neuróticos es que no quieren que le cambien su viejo zapato para gozar. Mientras el mercado demanda cada vez más rápidamente uno nuevo. Eric Laurent lee esta cuestión como el intento de llegar a la experiencia del goce total. Dice que además del goce de la sobredosis – de la overdose –, en la actualidad existe la alloverdose (es un neologismo que se podría traducir como la todo-sobredosis). Eric Laurent lo explica como el intento de una experiencia del todo respecto del goce 7Laurent, E.: “La ciudad del síntoma” Revista Lacaniana de psicoanálisis N°2. Publicación de la EOL. Buenos Aires: 2004. p. 111.. Para finalizar me quiero detener en el lugar que le toca al psicoanálisis en esta fiesta generalizada. El psicoanálisis no se opone a la civilización intentando volver al viejo régimen. No se trata de nostalgia. No se trata de cantar el tango a las fiestas de antes. Tampoco se trata de hacer leyes para que las fiestas terminen antes de hora. No adherimos, a su vez, a los ideales del movimiento slow – más allá de la simpatía que le podamos tener – para contrarrestar la tiranía maníaca que el objeto a impone cuando se suelta del Otro como en la locura. El psicoanálisis se orienta por lo real del síntoma singular sin desconocer lo imposible. En tanto lo imposible – como enseña Lacan – es lo que permite el lazo social y pretender deshacerse de él hace que todo lazo quede quebrado y deja al sujeto con un destino de identificación patológico al resto como desperdicio de su propia operación. Si todo empuja hacia un paradigma que desorienta y donde impossible is nothing, el psicoanálisis, por el contrario, mantiene la orientación por lo imposible.

 

Texto publicado en Patologías de la identificación en los lazos familiares y sociales.
XV Jornadas Anuales de la Escuela de Orientación Lacaniana.
Buenos Aires: Ed. GRAMA. Colección Orientación Lacaniana. 2007

 

  • 1
    Miller, J.-A. “Una fantasía”. Revista Lacaniana de Psicoanálisis N3. EOL. Buenos Aires. 2005. pp. 9-19.
  • 2
    Lacan, J.: “Petit discours aux psychiatres”, inédito.
  • 3
    Ibídem.
  • 4
    Ibíd.
  • 5
    Ibíd.
  • 6
    Miller, J.-A.: Curso de la orientación lacaniana, clase 20, año 2003-4, inédito. Ver también “Una fantasía”. Op. cit.
  • 7
    Laurent, E.: “La ciudad del síntoma” Revista Lacaniana de psicoanálisis N°2. Publicación de la EOL. Buenos Aires: 2004. p. 111.