Abstract
Álvaro Stella realiza una lectura de la función fálica partiendo de un contrapunto con los fenómenos actuales que se desarrollan en el campo de la comunicación y que apuntan a una modalidad de saber que no quiere objeción. Señalando que la materia para testimoniar sobre lo real no es lo imaginario, sino el lenguaje. Pero al estar el sujeto ligado al significante no puede más que fallar en el intento de nombrar. El falo, como un significante, límite entre lo que se puede decir y lo que no, verifica una resonancia en el cuerpo, a la relación del parlêtre con el goce.
“El deseo de conocer encuentra obstáculos.” J. Lacan
Creí interpretar, ante esta gentil invitación, que se trataba de investigar sobre los argumentos engañosos, o directamente falsos, que abundan en estos días en el campo de la comunicación. Aquellos que fluyen sin mucha consciencia con lo distorsivo que van engendrando, o esos otros que, si bien lógicos, son usados para dirigirlos a aquellos que dócilmente o de modo combativo quieren ser engañados para consistir su modo de lazo opositor, segregativo, propio de una modalidad del saber actual que no quiere objeción.
La explosión comunicacional apunta hoy a esa vocación de saber sin objeción, con efecto de falso consenso, una sobreestimación del apoyo. Jacques Lacan lo dice así: “…lo sentido…como mental…, lo sentimental,… débil, porque siempre en algún aspecto puede reducirse a lo imaginario”1Lacan, J; El Seminario El Sinthome, 23, p 38. Paidós. Bs. As. 2006..
Pues no va por aquí, lo imaginario no agujerea lo real, ni es testimonio de este, si bien, podríamos decir que algo de lo real en la experiencia de lo social está en lo fuertemente segregativo de los conjuntos sociales, pero imaginar no captura lo real, lo vela. No es la materia para alcanzar lo real.
La materia para alcanzar lo real es el lenguaje. ¿El de la comunicación? ¿El de la realidad “objetiva”? No. “El hombre no puede aspirar a ser íntegro, desde el momento en que el juego de desplazamiento y de condensación al que está destinado en el ejercicio de sus funciones marca su relación de sujeto con el significante.”2Lacan, J; La significación del falo. Escritos 2, p 671. Siglo veintiuno editores. 1987. Una relación que define por una falla, una falta en la vocación de nombrar la cosa, como la relación con el otro, con el propio cuerpo, con el otro sexo, como un paso en falso dado y por dar, en lo que nombra la cosa.
Allí, en ese escrito, leemos que el significante privilegiado es el falo, en tanto que sobresale de lo que puede captarse de la copulación sexual, si bien velado, pero como constante. El falo es elevado a la función de significante que pone una barra al ser en su vocación de significar -castración-.
El falo, en tanto significante “da la razón del deseo.”3Idem, p. 672 Por el paso por esta función (razón) es que discurrirán, con una cierta sistematicidad, los términos que harán eco de sujeto en la experiencia analítica.
En tanto significante, esta constante fálica, de la que podemos decir que hace eco en el cuerpo, se dará en el lugar del Otro, lugar donde el sujeto buscará reconocer, reconocerse, mediante el indicador significante esencial, su lugar en el deseo del Otro, siempre desfasado en relación a la demanda, dando un paso en falso en la vocación de nombrar, ya que de la castración se trata, en la búsqueda del ser y el tener.
El falo, entonces, refiere en tanto marca significante las relaciones que tiene en torno al ser y tener, con un “efecto contrariado de dar por una parte realidad al sujeto en ese significante, y por otra parte irrealizar las relaciones que han de significarse.”4Ibid. p. 673
Podemos decir junto con Lacan -unas páginas antes-, parafraseando, que la verdad que participa en la relación al otro no puede bastarse en dirección al Otro de la realidad, sino que “no deja de ser una estafa…el hombre no puede aspirar a ser íntegro (a la “personalidad total”…), desde el momento en que el juego de desplazamiento y de condensación al que está destinado en el ejercicio de sus funciones marca su relación de sujeto con el significante.”5Ibid p 671
Una relación que falla en nombrar la cosa. Cuando nombra, falla. Esa es la naturaleza del ser hablante, propia del baño del lenguaje sobre el cuerpo. Pero, sumemos a esto que al hablar se produce una satisfacción, un plus en el cuerpo, signo de algo de goce. Digo algo, porque el goce en tanto tal queda entredicho.
Así el falo funciona, como un significante, límite entre lo que se puede decir y lo que no, signo de la diferencia en sí mismo, pero se experimenta como satisfacción o como resonancia en el cuerpo, caja de resonancia, mansión. Viabiliza, bajo el cielo del lenguaje, significantes que a su vez son índices, verifican una resonancia en el cuerpo, como algo “que nunca deja de escribirse.”6Miller, J-A; Lo verdadero, lo falso y el resto. Introducción a la Clínica Lacaniana, p 358. RBA Libros. 2006
Es en el análisis, lugar de la producción, de la señalización en acto de significantes amo, donde la función fálica se pondrá a andar y dará cuenta de su condición de verdad.
Lacan en el Seminario 18 lo dice así: “La función llamada del falo… que es esencial como tal a la institución del discurso analítico,… apunta de la manera menos ambigua a su relación con el goce.”7Lacan, J; Lo escrito y la verdad. Seminario 18, p 62. Editorial Paidós. 2009
La función fálica apunta de la manera menos ambigua a lo real, esta es una forma de interpretar lo que nos dice Lacan en el Seminario 23 cuando habla de una falacia que testimonia lo real. Cómo podemos saber de lo real si no es por el falo, “en la medida en que es el sostén de la función del significante…que crea todo significado”8Lacan, J; De una falacia que es testimonio de lo real. Seminario 23, p 116. Editorial Paidós. 2006, agrego, posible.
El falo se hace función significante, cuando el sentido es tocado y verificado por la orientación que nos da lo real a través de lo menos ambiguo de la experiencia del goce.
Se puede verificar lo real, si hacemos de la función de nombrar cualquier cosa, función fálica herramienta del parlêtre para alcanzar fragmentos de su real que se escriben en una temporalidad con su toque de verdad.
- 1Lacan, J; El Seminario El Sinthome, 23, p 38. Paidós. Bs. As. 2006.
- 2Lacan, J; La significación del falo. Escritos 2, p 671. Siglo veintiuno editores. 1987.
- 3Idem, p. 672
- 4Ibid. p. 673
- 5Ibid p 671
- 6Miller, J-A; Lo verdadero, lo falso y el resto. Introducción a la Clínica Lacaniana, p 358. RBA Libros. 2006
- 7Lacan, J; Lo escrito y la verdad. Seminario 18, p 62. Editorial Paidós. 2009
- 8Lacan, J; De una falacia que es testimonio de lo real. Seminario 23, p 116. Editorial Paidós. 2006