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Sección

Este objeto displaciente en la economía del deseo

No paga, compra. A la droga se la puede comprar sin pagar

Por Este objeto displaciente en la economía del deseo, Número 4

El valor de uso del dinero en el momento de compra se distingue del valor que toma en el encuentro analítico. Asimismo el valor del texto asume su apuesta al demostrar la diferencia radical entre una compra –en la vía de la adquisición y la acumulación que es, finalmente, de goce- y la función del pago en el horizonte de una pérdida que implica entrar en cuenta; asumir de tal manera el otro de la diferencia como condición de corte, a partir de un goce que se interpela, y en tanto valor determinante para el intercambio como apertura al lazo.

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El analista-practicante, un campo que se forja a condición de no hacer(se) escoria del resto

Por Este objeto displaciente en la economía del deseo, Número 4

En este artículo se pone de relieve lo siguiente: Lacan insta a la presencia del analista en la cura o, dicho de otro modo, a la no evaporación del practicante en la experiencia para que su praxis devenga analítica. La dirección sería no hacer(se) escoria del resto que se produce por estructura en el discurso. Para forjar el territorio de su acto, es preciso que el practicante aloje ese plus, esclareciendo las coordenadas que el lazo transferencial pone en acto. Dicha operación de lectura es un aspecto clave de la praxis capaz de fundar el campo practicante-analista.

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El dinero en la pareja o la economía libidinal

Por Este objeto displaciente en la economía del deseo, Número 4

El trabajo plantea la tensión entre la lógica propia del dinero como una representación preeminente de lo anal, y la lógica del amor. Para ello presenta las particularidades del objeto anal en la economía libidinal y el modo de incidencia en lo femenino y en lo masculino. Resalta el límite que marca el dinero ocupando el lugar del partenaire que falta en la pareja, y plantea una vía posible de salida de ese impasse.

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