El autor trabaja sobre el predominio que tiene para el ser hablante la forma imaginaria del cuerpo. Su debilidad mental consiste en tomar al cuerpo como norma, en el que todo lo que se representa es el reflejo de la imagen de su yo. Desarrolla así las implicancias que esto tiene a nivel social, de la ciencia y su anudamiento a lo político, tomando ejemplos de la historia y puntuando sus manifestaciones actuales.
Gabriela Dargenton plantea cómo, a partir de la Pandemia del Covid19 vivimos en una época que ha inscripto en su devenir la restricción del movimiento de los cuerpos, sin embargo no es en el binomio cuerpo//lenguaje donde se ubica lo novedoso, sino en la consistencia que esos dos términos tienen en cada civilización. Si el psicoanálisis es una práctica de la palabra, donde el amor, el deseo y el goce circulan en cada encuentro, entonces surgen del cuerpo afectado por ellas. La práctica que hoy nos convoca requiere de una interpretación a su medida, tal como dice la autora: que su oleaje resuene en el cuerpo.
Paula Husni parte de un ejemplo paradigmático de la época para elucidar cómo las palabras toman los cuerpos hoy. En la medida en que se acentúa el afán de tratar de solucionar a través del significante el malentendido entre los sexos, las palabras no dejan de escapar. Mostrando que en el parlêtre el malentendido es estructural. Pero a pesar de que este impasse no se resuelve a nivel significante, existen lazos posibles.
En esta entrevista, Sergio Laia responde cómo piensa la problemática de exclusión de los jóvenes, en una época donde se presenta un movimiento del derecho al cuerpo y al mismo tiempo de los nombres que excluyen la singularidad del goce. Presenta una tesis original al sostener que se produce un tipo de nominación paradojal donde cada uno tiene un nombre que no logra nombrarse ni tocar a lo innombrable del goce.
En el siglo XXI aún se muere de hambre o de exceso de comida. Cada vez más, la comida es objeto corriente del discurso en nuestra cultura, incluso una obsesión. Slow…
En muchos niños con los que hemos tenido oportunidad de trabajar, podemos verificar la dificultad que presentan para hacerse sordos a la voz… y de la impaciencia corporal frente a los efectos de significación absoluta, (¿fallida? ¿de nominación?) cuyo efecto es un afecto.
La mirada puede sostener una existencia o producir un efecto de estrago en la vida misma. La mirada diferenciándola del órgano de la visión –el ojo– está fuera, la mirada es eso que hace mancha y nos fuerza a mirar. Mirada y cuerpo, lo más extraño al sujeto pero a la vez muy familiar.
…el sujeto sabe que lo están engañando. Los medios, como la pornografía, hacen posible el goce, con lo cual el espectador queda en una posición de abulia depresiva, como ocurre con el que ve pornografía dura, un aplastamiento del deseo.