Eric Laurent nos plantea en este texto dos maneras de leer la “relación sexual que no hay”. Una que localiza la diferencia de los sexos por la relación al significante fálico. A diferencia de Freud, para Lacan el falo es un obstáculo y da un paso más en su enseñanza supliendo al falo por la articulación de RSI en el nudo borromeo. Desde esta lectura es el sinthome lo que da sustancia al hombre, más allá del falo y su universal. Y es a través de la identificación al síntoma que el parlêtre podrá definir un saber hacer con el partenaire sexual, que es un medio de goce. De esta manera, Laurent sostiene que la experiencia del sexo como tal es Unaria, sobre la oposición radical entre goce sexuado y goce del órgano.
Este trabajo propone localizar puntuaciones respecto al concepto de falo a lo largo de la enseñanza de Lacan, sirviéndose del caso clínico de Juanito, de Freud. A partir de desplazamientos y recombinaciones con otros conceptos, se arriba a una lectura del falo como falacia que verifica un real, y a su vez como un real que verifica cualquier cosa, tal como lo plantea Lacan en El Sinthome.
La autora propone una manera de captar la obra del pintor Willlem de Kooning, a través de una clave de lectura del último Lacan: su planteo sobre el falo como falacia que verifica lo real, sobre el cuerpo y el goce femenino. Ubica también una lectura de Lacan sobre Lacan, en relación a la noción de falo. Así, desde el Seminario 23, focaliza una perspectiva del texto “La significación del falo”.
El lector encontrará los desarrollos que llevan a sostener a la autora, que hay una relación del sujeto con el falo que se establece independientemente de la diferencia anatómica de los sexos.